José Buhardilla /Cuadros a trasluz
A y B
eran amigos y eran aficionados al fútbol y a la pesca. Ambos eran amigos de C,
que compartía con ellos su afición futbolera pero odiaba la pesca. C era amigo
de D, un señor intratable que había creado el PAR (Partido Antipesca
Revolucionario). Debido a la incapacidad del software de Facebook para crear un
mundo perfecto, terminaron todos peleados.
Demasiado
dulce es la vida
Eran
las 7 de la mañana y del techo de chapa del galpón pendían estalactitas. En
minutos la condensación iba a provocar una lluvia fría sobre el frío piso
de cemento y sobre los fríos hierros de las máquinas. Aquellas
mañanas de invierno dolían hasta los huesos. Lo peor era sacarse los
guantes para poder agarrar las herramientas, parecía que los dedos iban a
quebrarse. En breve, los motores debían tronar de ruido, superando ampliamente
los decibeles permitidos por la Ley de Higiene y Seguridad en el Trabajo.
Algunos vidrios rotos permitían que los chifletes del viento sur provenientes
del océano Atlántico, a corta distancia de nuestras existencias,
invadieran el taller y enrojecieran nuestras orejas, las que se tornaban
quebradizas y sin sensibilidad como los dedos, En esas circunstancias, te
daban ganas de ir al baño, pero quedaba tan lejos y era tan sucio, que lo
tomabas como un castigo de Dios. Al pie de la letra: "ganarás el pan con
sufrimiento". La escena dantesca se completaba con
instalaciones eléctricas defectuosas, medidas de seguridad
insuficientes debido a la desidia y a la ignorancia, y la tensión que
algunos de nosotros llevábamos por el madrugón, los problemas personales y
alguna que otra dificultosa relación interpersonal. Entonces vos le
ofrecías un mate dulce al Viejo. Y él te decía: " Para mí, amargo.
Demasiado dulce es la vida."
La vuelta
al mundo
Yo te
recordaba cuando leíamos "La vuelta al mundo en 80 días", y habíamos
participado en aquella obrita de teatro de secundario sobre los viajes de
Colón, e incluso de cuando supimos sobre los descubrimientos de
Claudio Ptolomeo. Ahora integrabas un colectivo social que sostenía que la
tierra era plana. Hacían conferencias y divulgaban sus teorías y evidencias en
prensa gráfica propia , radios afines y todo tipo de medios audiovisuales
adquiridos a tal efecto. Luego de un primer desconcierto, no tuve ganas de
hacer exagerados e innecesarios esfuerzos por comprender la mente humana,
y me fui a dar la vuelta al mundo.
Foto: José Buhardilla
Autobiografía
A la vera del océano, bastante al sur del Trópico de Capricornio, nací una medianoche de invierno. Allí, atrevidos púrpuras del crepúsculo señalan inconmensurables llanos de pastos y montes de fantasmas con espinas. Descendiente directo de la sal y el eucalipto, he dormitado en la arena tibia de dunas increíbles, cobijado por la brisa marina de ancestros difusos y lejanos. Por el viento, o por distracción, no icé banderas. Tampoco levanté estatuas a la posteridad. La ciencia, la historia y los mapas, no han hecho mella en este cuerpo asoleado; y este corazón, felizmente abandonado a su suerte, se ha contentado con rendir culto a cierta poesía salvaje. He creído elucubrar ecuaciones mágicas para resolver la incógnita del amanecer. Luego, en un autoirreverente satori, esas poco creíbles escrituras alimentaron la salamandra en las noches del alma.
José Buhardilla
Nació en Punta Alta, provincia de Buenos Aires, Argentina, en 1958. Escribió poesía y prosa que publicó en las llamadas “publicaciones subterráneas” entre los años 1975 y 1983. Fue almacenero de barrio, jardinero, diarero, cadete de oficina, soldado, carpintero, oficinista y productor agropecuario. Es Ingeniero Agrónomo y empleado público.
Actualmente ensaya alguna escritura, mas a modo de armar la memoria propia y desandar laberintos, que de intentar eventos literarios formales.
http://cuadrosatrasluz.blogspot.com.ar/
A la vera del océano, bastante al sur del Trópico de Capricornio, nací una medianoche de invierno. Allí, atrevidos púrpuras del crepúsculo señalan inconmensurables llanos de pastos y montes de fantasmas con espinas. Descendiente directo de la sal y el eucalipto, he dormitado en la arena tibia de dunas increíbles, cobijado por la brisa marina de ancestros difusos y lejanos. Por el viento, o por distracción, no icé banderas. Tampoco levanté estatuas a la posteridad. La ciencia, la historia y los mapas, no han hecho mella en este cuerpo asoleado; y este corazón, felizmente abandonado a su suerte, se ha contentado con rendir culto a cierta poesía salvaje. He creído elucubrar ecuaciones mágicas para resolver la incógnita del amanecer. Luego, en un autoirreverente satori, esas poco creíbles escrituras alimentaron la salamandra en las noches del alma.
José Buhardilla
Nació en Punta Alta, provincia de Buenos Aires, Argentina, en 1958. Escribió poesía y prosa que publicó en las llamadas “publicaciones subterráneas” entre los años 1975 y 1983. Fue almacenero de barrio, jardinero, diarero, cadete de oficina, soldado, carpintero, oficinista y productor agropecuario. Es Ingeniero Agrónomo y empleado público.
Actualmente ensaya alguna escritura, mas a modo de armar la memoria propia y desandar laberintos, que de intentar eventos literarios formales.
http://cuadrosatrasluz.blogspot.com.ar/
Gracias! (por publicar mis pesadillas)
ResponderBorrarBienvenido, y a seguir soñando...
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