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Mostrando las entradas de mayo, 2018

Lectura y diálogo / Fabián Soberón

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U n hombre habla todos los días, a la madrugada, en una habitación del hotel Paradise, en Brooklyn. Tiene la voz grave, cavernosa, como si fuera un bajo. Un día de nieve el hombre entra a la pieza apurado, urgido. Unos ruidos sordos se escuchan detrás de la pared que compartimos. Golpea con insistencia. Y toma lo que parece el teléfono y habla. ¿Habla solo? No se oye a nadie del otro lado. Al día siguiente, el hombre se demora en ciertos aspectos del clima, enumera las jornadas nubosas y evalúa los favores de la lluvia continua. Luego repite las frases, como si alguien no entendiera lo que dice. Cada tanto, hace pausas. El silencio inunda la escena como una serpiente. Por momentos, se oye la voz estridente y tímida de una mujer. Al finalizar la semana, a la misma hora, el hombre retoma su plática. Entiendo la mitad de lo que dice. Habla en inglés y en ruso, o en alguna lengua eslava. Quizás prepara una clase para la universidad. O es vendedor ambulante y añade ac

Alma M. / Entre lágrimas

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Me encontraba rindiendo un examen final en el traductorado. Debía realizar la traducción inversa de un texto que trataba sobre distintos tipos de accesorios para protegerse de la lluvia. Debía traducir al alemán “botas de goma”. No hubo forma de que pudiera recordar el término, así que, quedó el espacio en blanco. Salí del examen y me olvidé del tema hasta que, al día siguiente, en la sala de espera de mi osteópata, el Dr. Müller, me puse a hojear una de sus revistas importadas y vi la publicidad de las “Gummistiefel”, que brindan una total protección para nuestros pies, tanto para los de las damas como para los de los caballeros y que no son frías porque están revestidas en corderito, y que además ahora en Alemania vienen en todo tipo de modelos y colores. Me sorprendí doblemente: por haber encontrado allí la palabra que buscaba en el examen y porque es un término bastante anodino, inocuo y común, yo no llegaba a entender por qué, entonces, había caído bajo la represión en el mom

Elena Irurzun / Momo

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Caminaba sobre el lecho rocoso de un río que serpenteaba entre las montañas. Había tenido suerte en encontrar al grupo de Neanderthales después de haberse retrasado de su clan. Contaba con armas mejores y mayor habilidad para la pesca, lo que les aseguraba suficiente comida a todos, y protección para ella. Distraída, piso mal y resbaló cayendo por la barranca, escuchaba los gritos y las ramas lastimaban su piel desnuda. Se despertó sobresaltada. La pantalla del celular marcaba las cinco de la mañana, y ningún mensaje nuevo. Momo, el chimpancé, dormía en su jaula. Lo habían comprado, junto a otros, a los cazadores furtivos que mataron a su madre. Y era el único  que habían logrado llevar, con Daniel a este planeta, después de que en la Tierra los partidos animalistas ganaran la batalla política prohibiendo la tenencia de cualquier animal no humano, con cualquier fin. Daniel, su esposo y jefe del proyecto de investigación sobre cognición en primates, del cual no tenía noticias desd