Soledad Rithner / El jardín infinito

Veía poco a mis padres, trabajaban mucho para mantenernos. Yo los extrañaba, pero había aprendido a estar sola, a pesar de lo miedosa que era. Mi gran temor eran las apariciones y los fantasmas. Esas cosas de las que tanto hablaba mi padre. Nunca ví nada así, pero igual sentía que algo me acechaba. Tenía mucho miedo de que el diablo viniera a buscarme, tan mal me portaba yo… Cuando sola en la noche en mi casa, miraba en la ventana que daba al jardín infinito que teníamos, sentía que Él venía desde esa oscuridad. No sabía si sería rojo o verde como en las reproducciones que miraba en los libros, o quizás una sombra larga y envolvente en una llama dolorosa, pero estaba segura de que vendría a llevarme. A los 18 años pinté su retrato. Y ahí fue cuando todos se asustaron de mí ¿qué cosas tenía en la cabeza? Ya no era la nena miedosa de antes, ahora era la que pintaba al diablo una y otra vez. Hasta mi padre, que escribía sin parar de estas cosas, se asustó de mí. Pensaron no sólo q…