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Mostrando las entradas de julio, 2017

Carlos Cuccaro/ La foto de un pez nadando en la penumbra

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PAISAJE CON DRAGÓN OCULTO ENTRE LOS ÁRBOLES Atardece. Flota tu cuerpo desnudo sobre Parque Lezama. Son los vestigios del amor los que arden en el centro  de los relojes. Latigazos trastocados en sed. Sonámbulos besos de labios amarillos. Yo  recito un poema que  habla de sexo y de codicia. Pero, en realidad,  es como si no dijera nada. Mis palabras  se pierden  en el vientre de la lejanía, sin dejar  ni latido ni huella: como un raro espejismo de ciudad, como  una bandada de pájaros heridos por la luna. *** Contemplar  un mapa de la tarde, un diagrama de las desesperanzas. A través del humo del tabaco iniciar  el descenso: para decir tu nombre, para abrazarte dormida. En  el río profundo donde lo efímero se parece  a lo sagrado. *** Música  de Bach girando alrededor del edificio sonámbulo. No sé  qué haré con tanta hechicería. Las sombras  de los enfermos y de las putas ardiendo

Santiago Petruzziello / Casa

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Santiago Petruzziello nació en Lanús, en 1991. Estudia Dirección Cinematográfica en FUC/ Universidad del cine.  Escribe poesía. Sus poemas, en Revista La Lewis Carrol número 2 https://issuu.com/funesdelatorre/docs/la_lewis_carroll_n2_julio_2017

Mónica Tempesti / Fulanito

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Los sábados a la noche son toda una vorágine de sensaciones. Suben a la montaña rusa del pensamiento de una mujer. Sí, así como te digo, a mí me pasa varias veces. Al oscurecer, con el frío poniendo su granito de arena siempre en contra de una, empiezo a pasar las diapositivas de mi historia amorosa ¿Cómo es que hoy me encuentro sola? Y recuerdo, aquel Fulanito de la sonrisa pícara que merodeaba haciéndote imaginar que es buenísimo en la cama y vos  sentís que es verdad, que hay piel. Ya puso su manzanita de la discordia y se siente un toro capaz de embestir cualquier resistencia  que le presentes. Poing. Te pega en la cabeza y soltás el banderín para que pase y entre a tu intimidad. Y resulta tal como te hizo imaginar, conoce todos tus secretos, te abruma tanto placer. Este Fulanito es “el” hombre. Querés más, porque es simpático y se puede hablar. Pero él (en este momento todavía no lo sabés) se puso su traje de astronauta y su escafandra. Respira su propio oxígeno. Se contro