Franco Hoffman/ La pena tambaleante

Trainspotting nos inspiró a convertirnos en junkies No teníamos qué hacer, no teníamos adónde ir; hasta que ella dijo: “conozco un lugar cerca del purgatorio”. Aguardaba la metáfora inquieta, se desvanecía el alma; no solo aquel sábado: siempre que estuviéramos en la esquina correcta. Veíamos a Dios entre las tinieblas, caminaba lentamente hacia nosotros; cuando ella dijo: “digna vida la del criminal”. Y los segundos se convirtieron en millas hasta el fin de la carretera. Entonces reanudamos la reclusión; guardó la gema en una caja de cigarrillos, besó mis labios, y dijo: “los chavales ricos venimos a morir”. Y sacó una escopeta de su corpiño; me mató a mí, y luego se mató ella, y cuando nos encontramos en el purgatorio, tomó mi mano, y nos tiramos de picada al infierno. **** ¿Dónde está HoffmanHouse? Todos los días reencarnaba en alguien nuevo: los libertinos que se morían en un colchón las putas que se bailaban un rock ‘n’ roll lo...